Cargó su sumisión
en la mochila,
convocó un impulso
y con un temblor de lo falso,
se centró en el recuento de los euros.
II
Se perdió en
los gestos
y en un
envite forzado,
falsificó la sonrisa
y se entregó
a la galería
tragándose la náusea.
III
Fue dejando sus pasos
con una huella vacía,
sin darse cuenta
de que ya no existía.
de que ya no existía.
Isabel Sánchez Vizcaíno
Que buen sendero de imágenes...
ResponderEliminarGracias
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