En esos días heridos
brotan tallando el alma
todas las sombras de
angustia,
infinitos momentos de lluvia
que crucifican la carencia
de todo lo que duele.
Hoy devoro ese silencio y lo
venero
maniatando cicatrices que
resurgen cada diciembre
y mientras desembalo esta
sacra añoranza,
voy nombrando como una
liturgia
cada ausencia y la convoco,
por si de alguna manera
pudiesen un año más,
estar presidiendo mi mesa.
Me ha llegado tu entrada al abrir el móvil.
ResponderEliminarAprovecho el instante para leerlo y me habla de ti, la poesía es tremenda, le dije hace unos días a otra poeta.
Coincidiremos alguna vez en algún sitio, me parece que sí.
Un abrazo desde Madrid y de corazón.
Mercedes
Seguro que coincidimos no tardando Mercedes. Un abrazote
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